Al final de la tórrida tarde del domingo pasado, acabábamos las piezas que habiamos empezado la mañana anterior y que luego, por la noche, daríamos fuego para añadir algo de poesía a unas piezas sencillas, hechas de barro y con una técnica tan antigua como es el torno de alfarero.
Gracias a todos los que se acercaron a ver como iban creciendo las piezas en su transformación y por mostrar interés en ver un proceso tan tradicional.
Os aseguro que para mi fue un gustazo hacer estas piezas y que la gente lo disfrutara.
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